Representantes de la Cámara de Turismo de Queilen entregaron el documento certificado por la ONG Change al alcalde Vargas.
Representantes de la Cámara de Turismo de Queilen entregaron este miércoles un documento que certifica la recolección de más de 10 mil firmas que piden transformar el Islote Conejo en un Santuario de la Naturaleza. El certificado, emitido por la ONG Change, fue entregado oficialmente al alcalde de Queilen, Marcos Vargas, en el marco del Seminario “Áreas protegidas, Biodiversidad y Patrimonio Natural”, realizado en el Centro Cultural de la ciudad.
La presidenta del gremio, Lía Fuentes, destacó la importancia que más de 10 mil personas le dan a este pequeño ecosistema, que alberga cada año a una colonia de Pingüinos de Magallanes, e instó a la autoridad comunal a tomar este llamado. “Hay mucha gente comprometida, que quiere que el Islote sea protegido. Por eso, debemos ir paso a paso, logrando primero una protección local y luego avanzando a figuras legales más amplias”.
En esa línea, Fuentes agradeció el compromiso del alcalde – quien anunció que en el último Concejo Municipal de junio se presentaría una ordenanza bajo la figura de Reserva Natural Municipal (RENAMU) para preservar la zona- y manifestó el interés de la Cámara de ayudar en lo que sea necesario para que este instrumento sea también socializado con la comunidad y potenciado con educación medio ambiental.
Cabe señalar que la campaña liderada por la Cámara de Turismo de Queilen, que comenzó el 18 de abril de 2022, está albergada en https://www.change.org/protejamosisloteconejo y continuará hasta que efectivamente el Islote se convierta en Santuario de la Naturaleza.
ISLOTE CONEJO
Este islote, de 500 x 300 metros (aprox), está ubicado en la comuna de Queilen, provincia de Chiloé, y aunque existe un decreto de la Armada que prohíbe el desembarco en sus costas y el constante llamado de ONGs y organizaciones locales para mantener este frágil ecosistema, lamentablemente siguen ocurriendo situaciones donde personas irrumpen en el sector y ahuyentan a las aves (especialmente pingüinos) generando abandono de nidos y polluelos huérfanos.